sábado, 4 de mayo de 2013

Pasada

Esto, ya lo sé, es una cursilería, pero tengo tantas ganas de escribirlo que ya qué. Hace varios años di con una página en la que puedes enviarte correos al futuro. Me he mandado varios y he recibido apenas un par. Me los envío a mis diferentes cumpleaños (cuando, al cumplir veintitrés, recibí un mail de 2004, me solté a llorar como una Magdalena y empecé a mandarme mails a futuros cumpleaños). En estos correos explico brevemente qué es lo que me está pasando en ese momento de mi vida, qué es lo que estoy sintiendo y qué es lo que me preocupa. También aventuro futuros hipotéticos para después poder contrastar con la realidad. La vida, señores, nunca sale como la habíamos planeado.

Hace un momento pensaba en lo maravilloso que podría ser hacer este ejercicio al revés: enviarnos correos al pasado, contarnos qué nos va a pasar, en qué nos estamos convirtiendo (seguro alguien ya hizo una película con Nicolas Cage sobre eso). Y bueno, creo que he llegado a la edad de escribir una primera carta para la que fui hace diez años o, más bien, para darle algunos consejos en una lista, cómo no. Así que perdonen ustedes semejante mamada: aquí la lista de lo que le diría a mi yo de quince años:


  • Déjalo. Es un hijo de puta y su única gracia es ser mayor que tú. Déjalo. Sí vas a poder, va a ser muy difícil y muy cansado y vas a sentir que sería más fácil dejar las cosas como están y acostumbrarte a él que pasar por todo el drama, pero vas a poder. Y cuando lo dejes, después de mucho llanto y escenas ridículas y una apatía paquidérmica, vas a sentir, muchacha, una libertad que no te va a caber en el cuerpo. Déjalo. 
  • Te vas a emborrachar. Mucho. Más de lo que te has emborrachado jamás en tu vida. Borracheras de una semana, borracheras tristes, borracheras aburridas, borracheras en las que se estrellará, violentísima, la noche en tu cabeza. Borracheras con risas como un trueno que parte todo a la mitad, borracheras íntimas en las que parece que acaba de ocurrir un milagro. Borracheras que se te van a salir de las manos y que terminarán contigo vomitando en un camellón, contigo arruinándole los siguientes meses a gente que quieres. Se saldrán de tus manos y a veces saldrás con experiencias fabulosas, con gente entrañable, con algún muchacho con el que tendrás un pequeño romance. Te vas a emborrachas y te vas a divertir. Vas a hacer cosas que realmente no quieres hacer (y por hacer cosas quiero decir, por ejemplo, y casi siempre, vatos) pero que al final resultan bien, como pequeñas enseñanzas, como experiencias de esas de las que se aprende. 
  • Te vas a enamorar. Muy cabrón. Primero una vez y luego, cuando pienses que eso ya no te puede pasar a ti, te va a pasar una segunda vez. La primera vez va a ser asombroso: el mundo va a parecer inédito, el mundo va a parecer él. Aguas: él no es el mundo. La segunda vez, volverás a sentir el arrebato, el nerviosismo, la sonrisa idiota y la sensación de estar corriendo en patines alrededor del abismo: te vas a sentir muy viva y eso, entonces, será algo muy bueno. Pero esta vez también será en la que vas a conocer el desamor. Se siente culero pero se pasa. Todo siempre se pasa. 
  • Morirá gente que amas. Morirán uno tras otro hasta sumar un número, no demasiado grande, por suerte, en un periodo muy reducido. Vas a llorar, vas a llorar como loca. Te vas a llenar de un vacío y de un absurdo que no conoces todavía. Vas a entender a la gente que se pone triste en Navidad, a los que no les gusta ver fotos viejas. Vas a ir al cine y a una fiesta para despejarte y sólo te vas a sentir miserable: no, no eres como Meursault, no tienes por qué sentirte mal por eso, si fueras como Meursault no te sentirías tan mal. Morirá gente que amas y van a ser dolores que se van a quedar toda la vida guardados, en un compartimiento especial que, no te apures, sólo se abre de vez en cuando. 
  • Vas a besar a mucha gente. Hombres, mujeres, desconocidos, conocidos, conocidos de conocidos. Por amor, por calentura, por aburrimiento, por diversión, porque qué carajo, porque tu amigo te retó, porque quién sabe por qué. En fiestas, en conciertos, al aire libre, en la cama, en la escuela, en museos, en cines, en las salas de espera de consultorios médicos. No te apures: muy pronto, o tal vez ahora ya lo sepas, lo empieces a intuir, sabrás que uno no tiene que enamorarse de todo el que besa. Ni de todo con el que te acuestas, ni de todo con el que sales al cine y a cenar y luego a echar unos tragos, ni de todo con el que sientes que puedes hablar abiertamente, siendo realmente tú.
  • Te vas a equivocar. Te la vas a pasar cagándola. Y va a ser una cosa muy útil para tu vida. Eres como un animalito: no aprendes hasta sentir el shock eléctrico. Vas a aprender un montón y, además, muchas de esas veces que la cagues olímpicamente, te lo digo ahora, querida Alejandra, te vas a divertir como nunca, porque, tú y yo sabemos que estás loca como una cabra. 

6 comentarios:

  1. Me hacía falta leer a alguien de verdad, de las que sí existen. Gracias.

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  2. ohhhhhh,querida, también quiero mucho a tu yo de 15.

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  3. Creo que no te conozco, pero me encantó tu entrada :3

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  4. ¿Cursileria? No creo.

    Desde hace varios años hago lo mismo pero escribiendo notas en mi calendario cuando estoy pasando ratos pesados. Ahora me volveré moderno y me mandaré correos al futuro.

    Siempre está padre leerte, Ale.

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  5. Que chingonería de entrada en este instante cierro mi blog. Me siento como cuando comes un platillo exquisito y de sabores inéditos al leerte y de paso rebajado a algo así como un escriba.


    Besos

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  6. Has apagado la sed de la ucronía. Gracias.

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