lunes, 27 de diciembre de 2010

El acto circense


La cuerda floja sobre la que camino lleva tu nombre,
lo repito a cada paso mientras el abismo me llama
como una cama o como un sexo deseado.
(Doy un paso)
Bajo mis pies se extiende el universo.
Y camino.
 
MAESTRO DE CEREMONIAS:Ahora, nuestra funabulista hará su acto sin red de protección.
(Un paso más)
Tu nombre.
Pienso en el cuello roto, en el pobre empleado
que barrerá mis pedazos al terminar la función.
(Paso)
Y el público murmura mi desgracia,
la insensatez de la muchacha que camina
a ojos vendados sobre el vacío.
(Paso)
El punto de no retorno.
Y yo –idiota– camino sobre y hacia ti.

MAESTRO DE CEREMONIAS: Una caída ahora resultaría mortal.
Una mujer de ojos clorados llora en el público.
Tu nombre se tambalea bajo mis pies.
(Un paso)
Vértigo. Una valentía imbécil me hace seguir caminando.
La cuerda se extiende infinita hacia el otro extremo.
Abajo un equilibrista me hace señas con las manos.
(Un paso más)
 
MAESTRO DE CEREMONIAS: Redobles  por favor.
Si caigo estallaré en plumas de colores,
en peces dorados boqueando en la impotencia.
(Paso)
Tu nombre se tambalea bajo mis pies.
Caminaré sobre ti.
Hacia ti.
(Doy un paso –puede que sea hacia el vacío-)
La multitud detiene la respiración,
ya sólo suenan lúgubres fanfarrias.

3 comentarios: