viernes, 21 de enero de 2011

Luvina

Ayer, camino a casa, me encontré un cachorro. Un cachorro adorable. Desde que entraron a robar a mi casa quiero un perro. No. Miento: desde siempre quiero un perro; desde que me cambié de casa me decidí por conseguir uno. Callejero, adulto, macho. Y no, la cosa que recogí sí es de la calle, pero es hembra y es un cachorro. Aborté la idea de llamar Hombre a mi mascota (sí, para todos esos chistes de el Hombre me espera y el Hombre de la casa y voy a salir con el Hombre) y la llamé Luvina.

También ayer, en terapia, hablaba sobre mi torpeza emocional, de mi rechazo a la idea de tener hijos. Soy la persona más tiesa del mundo, no sé hacer cariños sin sentirme un robot, no sé hablarle con dulzura a la gente. Y me encantaría. A veces lo intento. A veces funciona. Una vez, hablando con un quever que estaba estrenando, ya muy borracha me animé a preguntar:
-¿Se nota que no estoy acostumbrada al contacto humano?
-Muy cabrón. -Contestó de inmediato. Me dio risa, pero me sentí brevemente triste: no está chido tener atrofiado el sistema enseñador de emociones. Los güeyes se cansan de abrazar mi cuerpo petrificado al contacto, un cuerpo al que le cuesta ir cediendo. No, no es una cosa sexual, es de emociones.

Otra vez, otro fulano que era mi amigo desde hacía mucho tiempo me vio salir borracha de un bar para sentarme en la banqueta a acariciar un perro. ¡Pum! Se enamoró de mí.
-No pensé que fueras capaz de tanta ternura. -Me dijo tiempo después cuando recordábamos el suceso. Y es que los animales me despiertan esa emotividad. Deberían ver con qué cariño, con qué ternura, con que seguridad absoluta acaricio ahora el lomo pulgoso de Luvina. Supongo que es porque, muy en el fondo, sé que si uno es bueno con los animales los animales te van a querer de vuelta sí o sí. Supongo que en el fondo sólo soy una muchachita a la que le han dado fuertes chingadazos emocionales (ah, yo y mis problemas burgueses) y está acobardada en una parte de ella que no puede controlar. Y no sólo lo supongo: casi lo sé. Me da miedo que la gente vea que estoy sintiendo cosas, me da miedo explicitarlo. Es un miedo primario, casi animal que no puedo controlar. Que se supone estoy aprendiendo a controlar.

Quiero ver, ojalá que sí, si teniendo un perro en casa despertándome a cada rato una ternura y unas ganas de hacerle piojito, sobarle la barriga, los cachetes, incontrolables, logro acelerar el proceso. Logro pasar a los humanos. Ojalá que sí. Uno siempre tiene un par de brazos ajenos a los que le encantaría saltar.

4 comentarios:

  1. No eres rara, amiga,amar a los humanos tiene su chiste y se hace por niveles.
    Es fácil amar a los niños pequeños, porque como tu cachorrito, son vulnerables e inofensivos.
    Es fácil también amar a la gente bonita, pues la belleza tiene una extraña e irresistible fascinación en la psique humana.
    Más dificil es amar a los adultos, no tanto a las mujeres, eso es cosa sencilla, ellas tienen sus manías y la lógica no se les da mucho pero su generosidad y sus locuras las hacen adorables. Aclaro que no soy misógino, solo digo lo que veo.
    El verdadero reto es amar a los varones. Nosotros somos egoístas, infieles, mal educados y cínicos. ve, hasta podemos hablar de nuestros defectos sin el menor rubor. Comprendo el terror que alguien tan sensible como tú pueda tener de solo pensar en abrirse emocionalmente ante semejantes bestias. Un varón puede ser tu príncipe azul un día y tu enemigo mortal al siguiente día, quien puede lidiar con eso?
    Tal vez podrías intentar amar a una mujer como tú, no una machorra, esas son totalmente como hombres, hablo de una relación entre dos iguales, como en las artes marciales, cada alumno entrena y combate con uno de su mismo nivel. Si lo lesbico no es lo tuyo ni por curiosidad, podrías buscar a un hombre tierno y timido vulnerable como tu cachorrito, son raros pero los hay.

    ResponderEliminar
  2. Wow! Que punto de vista tan relativo (y lo digo con toda la fuerza de la Ley de la Relatividad de Galileo despuès perfeccionada por Einstein) y què es esa jalada de amar a una mujer o_O ? Amigo Hiram Garcia, sè nota a legûas el choro mareador para parecer sincero y profundo... XD Ademàs "cada quien habla como le va en la ferìa y como cree que la vive subjetivamente".

    Por otro lado me agrada tu Blog amiga Corcobaya, Sigue escribiendo... Sin tanto rollo toooooodos tenemos procesos y toooodos somos dìferentes (con distintos tiempos), No te presiones, mira que estos pasos tambièn nos ayudan a los demàs... sigue caminando.

    ^_^

    P.D. Creès que eres rara? Dime... Quièn es normal ?

    ResponderEliminar
  3. Yo tengo una perra, me la regalaron de dos meses, desde niño siempre quise un perro y la mujer que amo me cumplió el deseo. Los perros son superiores al humano en casi todo, están en contacto directo con la Tierra, sienten el mundo más plenamente, los perros viven aquí y ahora, no guardan rencores ni se preocupan por el mañana. Yo creo que nos enseñan a amar, a dar caricias nada más por el gusto de darlas, a tirarnos en el pasto sólo porque es un día soleado y eso es motivo para festejar. Me gusta tu blog.

    ResponderEliminar