martes, 21 de agosto de 2012

Rendición

(Algunas notas sueltas)

I
Es una tristeza arcaica que creíste haber dominado. Es una tristeza que, como el mejor de los gatos, siempre encuentra el camino de vuelta a casa. Muchas veces has creído que ganaste, que no volverás a sentir esa compresión, ese techo pesadísimo que se cae encima. Más que ganarle, ya conoces sus mañas. Sabes cómo se comporta, qué esperar. El conocimiento de lo que ocurrirá no vuelve menos terrible el hecho.

II
Es común confundir las anclas con los caprichos. Sí, se puede desear algo con fuerza, pero si ese algo no va a ocurrir, es un falso anclaje. Es tratar de detenerse en un montón de lama resbalosa. Volvemos de nuevo a aquel asunto: la imposibilidad del deseo. Habría que hablar, eventualmente, de la tolerancia a la frustración.

III
¿Pero qué significa rendirse? Meterse a bañar con la tostadora no, parece ser. Es una enunciación, como el niño adolorido por las cosquillas que grita "me rindo" sólo haciendo que le hagan más cosquillas. Eso es lo molesto: es una rendición inútil. Es sólo decirlo: este juego ya no me gustó. Empezar a jugar a otra cosa implica tiempo, no sólo enunciación.

IV
Persiste la idea del hospital. Es una idea esperanzadora porque implica una especie de ausencia. Más que el deseo del nosocomio es el deseo de lo que implica: ausentarse del ocurrir con una justificación. Ese es el deseo: detener la hecatombe en lo que uno se construye. Esta idea se homologa a la idea de la huida, sin embargo, la huida suele verse como una debilidad injustificada y mostrarse frágil cuando se es frágil, lo has aprendido, suele ser un error estratégico imperdonable. (Te has rendido, pero sigues jugando. ¿Te has rendido?)

V
(Fragmento de una llamada telefónica de madrugada)
No tengo un motivo para quedarme pero tampoco puedo pensar en algo que me motive realmente como para irme.
¿A dónde me voy a ir?
Estoy muy harta de esto. De todo.
(...)
Me siento infinitamente sola.
(...)
Ya me cansé. Pero eso es lo jodido porque llevo no sé cuánto tiempo diciendo que ya me cansé y que ya me cansé y que ya me cansé y no sirve de un carajo. Todo me parece inútil y absurdo. Todo todo todo me hiere muchísimo por absurdo.

(Etcétera, etcétera, etcétera)

VI
(Del otro lado, me dijeron que les costaba entenderme pero que me querían abrazar. Aún quedan nidos donde naufragar por un rato.)

VII
Esto se parece a estar muy borracho y no saber en qué lugar se está. A desesperarse y buscar algo que nos oriente y no reconocer nada. Esto se parece a apenas poder estar en pie y recorrer una ciudad interminable donde todas las calles son iguales.

2 comentarios:

  1. me sentí identificado con lo que escribiste esa sensación de no saber a donde ir y si lo hubiera que me motiva a ir a ese lugar como me beneficia el levantarme cada mañana a hacer lo mismo.
    saludos!!

    ResponderEliminar